domingo, 27 de abril de 2008

Ayer estuve viendo una película que un buen amigo me regaló, "Olvídate de mí". He de reconocer que es un poco extraña en el desarrollo de la idea y del argumento, pero tiene un mensaje muy bueno.
Muchos de nosotros hemos vivido experiencias que hemos creído que no han servido de nada y que nos han dejado una carga de sufrimiento inútil que jamás olvidaremos y que nos han marcado de un modo u otro. A mí me ha ocurrido, y siempre he pensado que no dudaría ni un segundo si alguien pudiera arrebatarme aquel recuerdo y lo borrara de una vez. Y con determinadas personas ocurre lo mismo.
Cuando desde el principio consideramos que alguien nos va a hacer daño lo dejamos atrás sin darle la oportunidad de acercarse lo suficiente como para mirarlo de frente; el problema está en el momento en el que esa persona se acerca, te toca, influye en tu vida ocupando parte de ese espacio que es tan nuestro y luego sabemos que nos hará daño. Y entonces el daño no está en el que esa persona te puede proporcionar, sino en el hecho de ser consciente de que debes dejarla atrás. Y entonces es cuando uno pediría ayuda, gritaría que alguien borrara el vacío que va a dejar y que quedará inerte, puede que para siempre. ¿Quién no se abrazaría a la tentadora proposición de borrar el recuerdo de todo lo vivido con aquella persona de tal forma que recordarla no fuera más que visualizar el rostro de un desconocido?
Pero el dolor dura un tiempo, ya que dicen que nada es eterno, aunque sinceramente las cicatrices sí que lo son. Pero el dolor agudo puede que se mitigue. Y cuando esa punzada se va del pecho... ¿no sería estupendo quedarnos con el recuerdo de aquella persona especial que una vez estuvo, que una vez nos habló, nos sonrío incluso nos hizo sentir distintos y únicos?
Hoy desearía que muchas cosas huyeran de mi mente, se escondieran un tiempo, el tiempo suficiente como para dejarme respirar tranquila hasta darme cuenta de que aún hay aire a mi alrededor. Pero no quiero quedarme sin mi vida, y mi vida es lo que hoy tengo, lo que podría presentarse mañana y lo que me acompañó ayer. Si borrase mi pasado borraría la que fui y los que fueron.
El tiempo pasa y las circunstancias cambian. Lo irracional se apodera de determinados momentos esenciales de nuestra vida, pero lo irracional deja de serlo ya que la pasión y el deseo se calman con la sensatez que proporciona la distancia. Conforme caminamos mirando adelante nos alejamos de las cosas que ayer fueron, y de lejos todo adquiere otro tono y otro color. No puedo quedarme con los claros y con los oscuros que ayer veía. La perspectiva le otorga a todo otra oportunidad, quizá la oportunidad de que formen parte de la sosegada tranquilidad de la que no gozaron en su momento.
No puedo renunciar a nada de lo ocurrido, porque sería una batalla perdida de antemano, y porque lo ocurrido es la raíz de lo presente.
Y a aquellos que estuvísteis, a aquellos a los que quise... ¿qué os puedo decir? Seguid permaneciendo cerca el momento que consideréis, porque ayer y hoy lo habéis estado, tan cerca de mí que sois parte de mí, algunos más y otros menos. Pero sabéis que os quise, y sabéis, o espero que sepáis, qué significa para mí el haberos querido.
A veces os hubiera borrado de mi memoria cuando el recordaros era doloroso. Pero sé que me habría equivocado.
Nunca os borraría, prefiero pasar el mal trago de notar que os alejáis a cambio de conservaros para siempre en mi recuerdo.

jueves, 17 de abril de 2008

UNTIL

"Lo único que temo es el momento en el que este baile termine"
Cada piedra que forma nuestro camino es un baile momentaneo y breve, un baile formado por aquellas notas que revolotean un segundo a nuestro alrededor y desaparecen arrastradas por el tiempo y la distancia. Alargo mi mano, las toco, las acaricio...pero se van, se escapan entre mis dedos como si fueran brisa o lluvia torrencial que las humedece para caer en el suelo. Y sólo queda la sensación de haberlas tenido cerca.
En el mismo instante en el que vuelvo mis ojos y me despido de ellas sé que nunca más me visitarán; vendrán otras, con otro baile, con otra melodia... pero aquellas que fueron ya no estarán, y tú no estarás, ni yo. Quedará este momento, este baile terminado en mitad de una pista abandonada al capricho del recuerdo, estas hojas muertas que lo cubrirán todo, el olor de la soledad y el vacío de aquellos que desaparecieron entre las oleadas del ritmo frenético de lo inevitable. Pero nosotros ya no estaremos.
Bailé, bailé durante demasiado tiempo, y ahora desearía que esta música no dejara de sonar...
(la película en la que apareció esta canción no está a la altura)

lunes, 14 de abril de 2008


Crear rincones en los que hacerse oír, en los que escuchar... y es que el mundo se ha llenado de tanto ruido que apenas encontramos el eco de nuestra voz en todo ese murmullo incesante.
Para aquellos que quieren hablar en el silencio de su propio estado, de su propia existencia, porque ser y estar es mas que vivir y permanecer.
Para aquellos que quieren enseñar sabiendo que su memoria, su experiencia es una lección para el anónimo que escucha.
Para aquellos que tan solo quieren adentrarse en el espacio que le pertenece a otro, por curiosidad, por necesidad, por carencias o por enriquecimiento.
Para mi, que necesito un poco de todo lo anterior.